lunes, agosto 17, 2015

Margherita

Como un circo. Como aprender a hacer una estatua. Una estatua que está creciendo. Como una luz que acompaña y marca el sendero. Un lugar que aparece de la nada, y que de repente se convierte en un espacio al aire libre que tiene música. Un espacio con música y que además despierta los sentidos. Y entonces te hace probar para comparar. Y entonces descubres algo que ya sabías: eres un lego en la materia. Sobra el bullicio. Te quedas con las pequeñas cosas. Buscas lo pequeño y lo sabroso. Miras arriba para ver perspectivas. Ver el cielo desde diferentes latitudes. Saber a qué deben saber las cosas. A qué tienen que oler. Y qué ver y no ver. Saber de dónde vienes y a dónde vas. Espacios y rincones. Lugares. Grandes y pequeños. Y todo con un sonido particular. Todo con una música que acompaña. Todo con una luz que ilumina. Con unos gnomos que se asoman. Y con la Dama comiendo y explorando. Faltan lugares infinitos. Buscar las pequeñas cosas. Buscar los pequeños deleites personales: como un helado de café, una peroni, o un A soda viendo la vida pasar.


Y de repente, en medio de la oscuridad, se hace la luz. Y todos bailan. Y esos 30 metros de mierda, se convierten en algo maravilloso. Danzando, cantando, riendo...y girando girando girando. 




18 de agosto. Aquí. 

kike